Imagínate a una chama venezolana, hermosa y sencilla, de 1,65 metros de altura, delgada, con la personalidad más chévere y con la sonrisa más
radiante que puedas ver, de tez blanca, ojos cafés, cabello castaño
con reflejos color miel, laceo más abajo de los hombros, suelto a lo natural, brillante y recién lavado; que va
caminando con sus movimientos sensuales naturales (porque no pretende aparentar
más ni menos) ella es así, y, en medio del bullicio citadino es capaz de
dedicarse a explorar su sensibilidad, y llevar al teatro su voz interior, se
para en un escenario y te dice:
- ¡Vivimos
entre monólogos y soliloquios..!
- Cuando
te dicen (a ti actor y actriz, joven o experimentado) que debes preparar un monólogo, y te la das de investigador
responsable, lo primero que haces es que lo googleas, y en
entre los miles de conceptos puedes encontrar que: El monólogo es una
reflexión o discurso, generalmente corto, que se puede expresar en voz alta
para sí mismo o bien ante un auditorio que no intervendrá, principalmente,
porque quien lo realiza no dejará lugar para opiniones.
- Sin
embargo no se confunda monólogo con soliloquio…. pues el
soliloquio es una reflexión íntima, un diálogo con la voz interior, es
una reflexión que se
realiza en voz alta y, muchas veces, a solas. Recuerda al “To be or not
to be / ser o no ser” del gran Shakespeare, ¡bueno, por ahí va la
cosa!
(PAUSA
BREVE, MIRA HACIA ARRIBA, ABAJO Y LOS LADOS) Con una semisonrisa y una mirada suspicaz se dirige al público y dice:
- Entre
uno y otro, en nuestra vida cotidiana vivimos de monólogo en monólogo y cuando
creemos que alguien nos escucha ¡estamos en el soliloquio más profundo!
(CON
TONO SATÍRICO, SE PASEA CON MOVIMIENTOS FEMENINOS, SE ACOMODA EL CABELLO, SE
COLOCA UNA MANO EN LA CINTURA Y CON LA OTRA SEÑALA AL PUBLICO HACIENDO LA
POSICIÓN DE TETERA, RESPIRA PROFUNDO) dice:
- O,
qué sucede cuando estamos en casa con ese hombre amado, empoderado de la
televisión con su “cetro de poder” el control remoto y está una (mujer
aguerrida) dirigiéndose a él, dulcemente, contándole lo feliz que ha sido el
día (entre el calor, buscar a los niños, pagar los servicios, cruzar la ciudad,
¡LOGRAR! llegar a casa Y, ¡CUANDO CREES! Que has hecho katharsis con
tu “otra mitad” el macho alfa que logró sacarte de tu libre y
desesperada soltería… y esperas una respuesta consoladora, te sale con ¡¿Mami,
qué hay de comer!?
PAUSA
BREVE, DA MEDIA VUELTA, SE PASEA Y VUELVE A MIRAR AL PÚBLICO.
- Otro
monólogo es aquel que sufrimos, ¡sí porque es un padecimiento a morir! tener
que ir al Ministerio del Poder Popular para CUALQUIER COSA, y dirigirte hacia "ATENCIÓN AL PÚBLICO" y explicar por los más largos 10 minutos: los motivos, las
razones, la necesidad de porqué estás allí, mientras el empleado come, toma
café, sale del teléfono celular, tableta o computadora, y a ¡Dios gracias! Si
logras que te mire y diga (CON VOZ NASAL Y LO MÁS TUKKI QUE HAS ESCUCHADO EN TU
VIDA): Anótati aquí, miamoL es poL número de cédula, loj requisito están en
la caLtelera, vente dentro de 600 días hábiles con todo...
¡Santo Dios del
Cielo!.. No vale nada todo lo que dijiste antes, ¡estás en el piso 15 y
la cartelera esta en Planta Baja!
- Sea
cual sea el caso pareciera que cada quien anda en su mundo paralelo: para lelos, y entre
cada situación, es cuando comienza el soliloquio, digo como respuesta personal
para no sentir-se ignorada, escandalizada o vejada; como estrategia psico-emocional para
compensar lo frustrante que es hablar con una pared, y es así cuando empezamos
a hablar-nos a nosotros mismos, a evaluar ¡¿si lanzar-le un zapatazo, un poema con los más folclóricos improperios, o respirar y saber que apesar de las
circunstancias no se debe responder al mal con el mal?!
(RESPIRA
y CONCLUYE)
- Y,
bueno. Como sé que tampoco me van a responder, los dejo con esta pregunta. Pues,
verdaderamente vivimos entre monólogos y soliloquios.
...Haber cuándo empezamos a
comunicar-nos y a sentirnos cercanos.
...Gracias
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