Instantes que hablan
por sí-mismos
¿Por qué me miras con ganas de hablar?
¿Por qué te ocultas bajo el velo del silencio?
Si en el fondo –ambos-,
sabemos que queremos lo mismo.
Muéve-me hacia ti
el brillo trémulo en tus ojos,
la leve sonrisa que sugieren tus labios entre-abiertos.
Y, aprovecho tu saludo para asirme a ti.
Me sorprende –gratamente- tu forma de saludar:
Un beso silencioso en mi hombro,
cobijado bajo el más suave abrazo.
Y, me rindo ante el olor que arroja tu candor de flor recién abierta.
El latido de tu corazón junto al mío,
cuando cerca estoy de ti –juntos-,
es como una gran orquesta,
en el clímax de la opera prima de nuestro ser.
Silencio, silencio, silencio.
Quisiera que el tiempo no avanzara.
Cuando te tengo ante mí.
Cuando me dirijo a ti.
Cuando me respondes:
Con cariño y admiración de juventud.
Tormenta de emociones surcan los cielos de mis ideas.
Las aguas se agitan y me arrastran hacia ti.
Me mueven a escribir,
Y, coquetear-te en el silencio de la noche.
Escribir-te
No puedo dejar de vivir-te
en mi pensamiento.
Mientras hago anuncio público de mi juicio culpable.
De sentir-me atraído por tu inocente picardía.
Y, pensar que así es el amor: Humano y salvaje.
Y, pensar que permitir-me
Y, pensar que permitir-te
Y, pensar que permitir-nos
Y, pensar que permitir-lo
Es dar rienda suelta a un torbellino represado,
que nos conserva en la quietud de lo esperado.
¿Por qué me miras con ganas?
Ganas de ganar-te, si ya me ganas-te.
Si te gano, te pierdo.
Si te pierdo ¿qué será de mí?
Yacente, interrumpo mi descanso.
De un salto.
Me levanto en la madrugada,
con esto que me haces sentir.
Tomo mi agenda –la de mis labores- y,
apunto rápidamente con lápiz de grafito
con el deseo de corregir-lo.
Y, pedir al Cielo Su bendición
de que sea digno
potencialmente divino.
A ti mi cómplice del silencio
De mirada larga
Y manos entrecruzadas
¿Qué peligro es amar y ser correspondido?
¿Cuánto bien hace al alma saber-se querido?
Es un reto
para quien atesora la quietud,
para quien la Llama del Amor quiere arder
cada vez más, más y más
que la luz de su entendimiento.
Creo, siento, padezco
El acto vivo de escribir-te
El hecho patente de escribir-me.
Estas líneas no son líneas,
son saetas punzantes de adentro hacia fuera.
Líneas que atraviesan mi ser.
Palabras que nos son –sólo palabras-.
Palabras, que juntas expresan el sueño que me robaste,
el corazón inquieto que se narra
para desahogo de sí
palabras que desnudan
palabras que son sentimientos
palabras que sangran
palabras de fuego.
Yo, ya no me oculto en el silencio
He soltado la mano,
a un arma poderosa.
Mi lápiz, escribe sentimiento.
Mi lápiz, esgrime centellas de aliento.
Lápiz, que es cómplice:
De tu piel clara
De tu risa fresca
De tu ingenuidad.
Lápiz que dibuja tu semblanza.
Lápiz que se agota
en los instantes que hablan por sí-mismos
Gracias por leer-me
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